domingo, 26 de junio de 2011

plutaco elias calles

Francisco Plutarco Elías Campuzano,[3] mejor conocido como Plutarco Elías Calles,[2] el «Jefe Máximo de la Revolución», (Guaymas, Sonora; 25 de septiembre de 1877Ciudad de México, Distrito Federal; 19 de octubre de 1945) fue un pedagogo, militar y político mexicano que se desempeñó como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos en el cuatrienio de 1924 a 1928; figura clave en la historia de México.
Hijo de un burócrata alcohólico venido a menos, su madre murió cuando tenía tres años y quedó bajo la tutela de sus tíos maternos en Hermosillo.[1]
Trabajó como cantinero, administrador de un hotel en Guaymas, en un molino en Fronteras, periodista, y maestro e inspector de escuelas. En 1911 fue nombrado comisario de Agua Prieta, donde sofocó un levantamiento magonista. En 1912 se sumó a las fuerzas de Rafael M Pedrajo en el gobierno de Francisco I. Madero para enfrentar la rebelión de Pascual Orozco. A la caída de Madero, en 1913 se unió al constitucionalismo encabezado por Venustiano Carranza y estuvo bajo el mando de Álvaro Obregón. Al finalizar la lucha contra Victoriano Huerta, enfrentó con éxito los ataques de Francisco Villa a Sonora, desde Agua Prieta.
En 1915 fue nombrado gobernador interino de Sonora. Después fue nombrado secretario de Fomento y Trabajo en el gabinete del presidente Venustiano Carranza. En 1920 se adhirió a la campaña electoral de Álvaro Obregón. Al triunfar el Plan de Agua Prieta, ocupó la Secretaría de Guerra en el gobierno de Adolfo de la Huerta y posteriormente la de secretario de Gobernación en el gobierno de Obregón.
Favorito de Obregón, en 1924 es elegido presidente de la República. Durante su gobierno creó el Banco de México, ordenó la construcción de carreteras, creó la primera línea aérea, fundó los bancos Ejidal y Agrícola, restauró la Escuela de Agronomía de Chapingo y fundó la Escuela Médico-Veterinaria, construyó presas, sistemas de riego y numerosas escuelas rurales. Durante su mandato también se inicia la llamada Guerra Cristera debido, entre otras cosas, al artículo 27 de la Constitución y porque la iglesia debía registrarse para poder ser oficial y pagar cuota al gobierno. Calles hizo cumplir dichas medidas por medio de la fuerza, lo que agravó el conflicto, que no terminaría hasta 1929.
Álvaro Obregón se reeligió como presidente de México y, durante la celebración de su triunfo, fue asesinado en 1928. Es importante destacar que, en un contexto que era propicio para que Calles extendiera su mandato, él optó por iniciar lo que llamó en su último informe de Gobierno, "la etapa de las instituciones" (de la Revolución mexicana). Gracias a ello, se procedió conforme a lo dispuesto por la Constitución por lo que el Congreso de la Unión designó presidente interino a Emilio Portes Gil, quien convocó a nuevas elecciones para 1929.
El mensaje ante el Congreso no dejaba de ser, sin embargo, una paradoja en sí mismo, pues si bien Calles hablaba de la necesidad de dejar de ser un país de caudillos para convertirnos en un país de instituciones, él mismo se convirtió en un caudillo arquetípico.
El 4 de marzo de 1929, Calles funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR) antecesor del PRI. Este partido nació como una federación de partidos políticos regionales, grupos políticos diversos, generales y caudillos sobrevivientes de la lucha armada.
El primer candidato presidencial del PNR fue Pascual Ortiz Rubio, quien resultó electo presidente en 1929. Desde entonces hasta su expulsión del país en 1936, Plutarco Elías Calles jugó un papel clave en el manejo de la política en México. Entonces se le conoció como el Jefe Máximo de la Revolución y esta época se conoció como el Maximato (1928-1934). En 1932, Pascual Ortiz Rubio renuncia a la presidencia, luego de no soportar la injerencia de Calles en su administración. En su lugar es nombrado presidente interino el general Abelardo L. Rodríguez, quien se ocupa de los asuntos administrativos, y Calles de la política nacional. En esta época se modifica el artículo 3 de la Constitución para la enseñanza de la educación socialista.
En 1934 Calles postula como candidato a la presidencia al general Lázaro Cárdenas, con el llamado Plan Sexenal. Cárdenas es elegido y Calles le impone gente de su confianza en el gabinete presidencial. La madrugada del 10 de abril de 1936, Cárdenas, acompañado por un cuerpo militar, saca a Calles de su casa (en pijama),[4] y lo lleva hasta un avión del Ejército Mexicano que lo llevará hasta California. De esta manera Cárdenas expulsa del país a Calles y pide la renuncia de todos los callistas en su gobierno. Plutarco Elías Calles fija su residencia en San Diego, California y no regresa a México hasta que el presidente Manuel Ávila Camacho, al final de su mandato, le permite de nuevo residir en el país adonde regresa gravemente enfermo. Murió el 19 de octubre de 1945 en la Ciudad de México.
El origen de los Elías se atribuye a judíos sefardíes.[5] Sus antepasados llegaron a México a fines del siglo XVIII y comenzaron a destacar en la sociedad como exitosos terratenientes y mineros, amasando una gran fortuna que se redujo, pero no se perdió en su totalidad, en los disturbios y guerras del siglo XIX.[6] [7] El más sobresaliente de sus descendientes fue su abuelo, el Coronel José Juan Elías Pérez (1824-1865),[8] «El Chinaco»,[9] aguerrido militar liberal que murió en combate contra las fuerzas imperialistas de Maximiliano I de México.
Su hijo Plutarco Elías Lucero (1848-1917)[10] estudió leyes y trabajó como funcionario público: fue diputado local por el distrito de Ures en 1872 y prefecto de Guaymas en 1874.[2] Su principal preocupación, después de su modesta carrera política, fue la de albacea de las propiedades familiares, que disminuyeron por la inactividad, el abigeato y los frecuentes ataques apaches.[11]
Durante su estancia en Ures Elías Lucero convivió y procreó dos hijos con la profesora Juana Lidia Malvido, con quien vivió hasta 1876. Ese año se traslada a Guaymas y se une temporalmente con María de Jesús Campuzano Noriega (1844-1880),[12] [10] viuda desde 1872 de Francisco Calles Araujo[10] [13] y tuvieron dos hijos.
Los hermanos Elías Campuzano fueron Francisco Plutarco, nacido el 25 de septiembre de 1877 en Guaymas, Sonora; y María Dolores. Sus medios hermanos fueron Arnulfo (1866), Aquila Clemencia (1867) y Francisco Calles Campuzano (1868);[14] Arturo (1872-1934)[15] y Plutarco Elías Malvido (1874-1876).[10] [16]
Su padre, alcohólico y de inconstancia e irresponsabilidades conocidas, los abandonó y se marchó a su mermada finca en San Pedro Palominas. Su madre murió en 1880 y a partir de ese momento y hasta los veinte años de edad, Plutarco quedó a cargo de su tía materna María Josefa Campuzano y de su esposo Juan Bautista Calles, hermano de la primera pareja de su madre.
Plutarco se mudó con ellos a Hermosillo, donde hizo sus estudios básicos. Su abuela materna, Bernardina Lucero Urías (1830-1902),[17] ocasionalmente lo visitaba y le contaba las hazañas de sus tíos, quienes fueron personas exitosas con buena posición económica.
Su tío, Juan Bautista Calles, tenía un local donde vendía licores y abarrotes. Él se preocupó por cuidado y su educación, pues entre sus hermanos había varios maestros de escuela; de él Plutarco adoptó el apellido Calles. Inicialmente, se le conoció como Plutarco Calles hasta 1897, cuando se reencontró con su padre, y fue entonces que decidió agregarle el apellido Elías a su nombre.
En 1888, Calles estudió con el profesor Benigno López Serra en la Academia de Profesores, con el propósito de convertirse en maestro; se recibió en 1894 y se dedicó al magisterio. Llegó a ser inspector de las Juntas de Instrucción Pública en Hermosillo, profesor en la Escuela #1 para varones y ayudante en el Colegio de Sonora. En 1897 regresa a Guaymas, donde fue maestro del quinto grado en la Escuela #1, editó la “Revista Escolar” y dirigió la escuela de la Sociedad de Artesanos “El Porvenir”.[2]
Ese mismo año su padre lo lleva a Arizpe, de donde regresó Calles desorientado y un poco alcohólico. Por ese tiempo Calles escribió un poema titulado "Duda", que revela su profundo conflicto de identidad. En sus Memorias, Adolfo de la Huerta refiere así su primer encuentro con Calles.

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